Jue. Mar 20th, 2025

Los hermanos Muñoz se convierten en los primeros artistas nacionales en llenar un espacio tan multitudinario con 60.000 asistentes

A finales del año pasado Estopa anunciaba un sold out en Barcelona, algo que suponía un reto para su carrera al enfrentarse al gran estadio más emblemático de la ciudad, y que nunca antes habían hecho. Tras 25 años de carrera los hermanos Muñoz, David y Jose, hacen historia y se convierten en los primeros artistas nacionales en llenar un Estadi Olímpic de Montjuïc, en Barcelona. Hasta el momento solo artistas de talla internacional como Beyonce, Elton John o Coldplay lo habían hecho. 

Minutos antes de empezar, miles de asistentes seguían fuera del recinto intentando entrar, debido a una organización un tanto caótica. A pesar de ello, y una vez dentro, los pequeños fallos pasaron a segundo plano al ver las gradas y la pista llena, así como la buena energía que se desprendía en cada rincón del espacio. “Tu calorro” daba el pistoletazo de salida a un concierto con 60.000 asistentes que gritaban y coreaban de manera efusiva cada palabra de la canción. "¡Estamos jugando en casa, no podemos perder ni empatar, solo ganar!", dijo David nada más empezar y abrumado por la acogida. Con el orgullo de clase por bandera y la rumba que más los caracteriza, repasaron sus grandes hits, como "Vino Tinto", "Malabares", "Run run" o "Por la raja de tu falda", así como algunas de las canciones más recientes que se encuentran en su último álbum de estudio "Estopía" (2024) como "Ké Más Nos Da" o "El Día Que Tú Te Marches". A pesar de que el concierto empezó con media hora de retraso, el público estuvo entregando del primer al último minuto en un ambiente festivo y despreocupado.

La estética de barrio, sus valores y sentido del humor se encontraron presentes en todas y cada una de las palabras que Estopa verbalizó en las dos horas y medio largas de concierto en la capital catalana. Los de Cornellá de Llobregat se encontraban emocionados al estar viviendo lo que ellos califican como "el concierto más importante de toda su vida". Los hermanos Muñoz nunca han renunciado a sus orígenes y quisieron traer su seña de identidad al gran escenario del Estadi Olímpic con sillas y mesas de bar acompañadas de unas cervezas “bien frías”. Cada detalle era importante, desde los brazaletes luminosos de LED que llevaba puesto el público hasta los visuales en la gran pantalla, que tampoco dejaban indiferente a nadie. Con imágenes del extrarradio obrero como el de su barrio natal, Sant Ildefons — en Cornellá — y de una estética de fábrica y carretera, una decena de músicos (se echó en falta más presencia de mujeres en el escenario) les acompañaban entre guitarras, bajo, teclados, percusión, palmas y batería, además de la voz de Chonchi Heredia.

Uno de los momentos de la noche fue, sin duda alguna, cuando sacaron el famoso Seat Panda rojo en medio del escenario. Un coche muy concreto que les ha acompañado en muchas de sus canciones y que tiene una simbologia especial para ellos ya que fueron empleados de una filial de la fábrica de Seat en Cornellá. Empujado por ellos mismos, le quisieron dar protagonismo y subieron encima de el mientras interpretaban "Camiseta de Rokanrol". Todo seguido una recopilación de imágenes se proyectaron en las pantallas para resumir lo que ha significado su carrera desde los inicios, en 1998. A ello le siguieron unas pequeñas palabras que mostraban su genuïna sorpresa de haber podido llenar el recinto, así como un caluroso agradecimiento a quienes estaban allí. Con una mezcla del catalán y el castellano, David Muñoz dijo "He venido hoy para el Estadi y he pensado "¡carallu!", ¿en qué demonios nos hemos metido? Que grande es esto. Os queremos Barcelona, ¡no nos movemos de aquí ni hasta que nos invadan los rusos!". A pesar de no ser un espectáculo apoteósico como los que estamos acostumbradas a ver en un escenario de estas características, el carisma y la entrega del grupo fueron suficientes.

Empezaron a sonar los primeros acordes de guitarra de "Como Camarón" y el público enloqueció. Apenas se podían escuchar sus voces debido a la euforia con la que las personas asistentes cantaban una de las canciones más queridas. Ante una gran ovación, Estopa se despidieron arrodillados frente al público con el que compartieron una noche muy especial y que no olvidaran en toda su vida.