Superlópez. Pablo López lo volvió a hacer. Y está vez lo hizo superando a todos los elementos. Fiebre, neumonía i una dulce resaca de su primer concierto en Barcelona, acompañaban al cantautor malagueño en su segunda fecha en el Palau de la Música Catalana. La noche tenía tintes drámaticos que se tornaron en épicos.
Público entregado desde el principio para empujar a Pablo a tocar el cielo. Demasiado entregado incluso. Cabe recordar que el Palau de la Música es una de las joyas del cuarto arte y ciertos berridos propios de ferias medievales del siglo XII no son propios de la magia y delicadeza que se merecen tanto Pablo López como el auditorio declarado Patrimonio Común de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
Desde el momento en que el talentoso cantautor pisó el escenario, la atmósfera se cargó de emoción . Con la majestuosidad arquitectónica del Palau como telón de fondo, Pablo López comenzó a tejer su hechizo musical. Las notas de su piano resonaban en cada rincón del histórico recinto, mientras su voz poderosa, aunque algo mermada por su enfermedad, llenaba el espacio con sus letras profundas y emotivas.
La primera sorpresa de la noche no tardó en llegar. Antonio Orozco estaba presenciando el concierto y momentaneamente subió al escenario a acompañar a Pablo López y a saludar al público presente. Canciones como "El Patio", "Vi", "Tu Enemigo" o "Lluvia En El Cristal" se hicieron eco en las paredes del Palau, envolviendo a todos en un torbellino de emociones.
Pero fue en las baladas donde el talento y la sensibilidad de Pablo López brillaron con mayor intensidad. Éxitos como "El Mundo" y una versión acústica de "MámaNo" inundaron el Palau con una atmósfera íntima y conmovedora, haciendo que cada espectador se sintiera parte de una experiencia única y especial.
Entre aplausos y ovaciones, el concierto alcanzó su punto álgido cuando Pablo López interactuó con el público, compartiendo anécdotas y creando momentos de cercanía que hicieron que la noche se sintiera aún más memorable.
La nota mágica se produjo al finalizar el concierto. Antonio Orozco acompañó a Pablo en el escenario para interpretar "Lo Saben Mis Zapatos". Un momento insuperable lleno de magia en el que se pudo ver la amistad y la química que unen a estos maravillosos artistas.
Con una impecable puesta en escena y una energía arrolladora, el concierto de Pablo López en el Palau de la Música de Barcelona fue mucho más que un evento musical; fue un viaje emocional que dejó una huella imborrable en el corazón de todos los presentes.
El concierto en imágenes