Sara Baras derrocha arte y pasión con su taconeo flamenco. Emoción. Esa emoción es la que contagia al espectador, al público, al observador, que no necesita comprender lo que sucede al otro lado del escenario o del lienzo para sentir en su propio interior la carne erizada, el corazón hecho añicos o la euforia convertida en lágrima y aplauso a la vez.